sábado, 29 de diciembre de 2012

Hora de despertar








Atrapados. El navío azulgrana sigue hundiéndose en un remolino de derrotas que lo empuja al abismo. La situación en la que se encuentra es delicada: el conjunto azulgrana ha perdido los últimos cuatro partidos y el Palau ha dejado de ser un fortín. Primero el CSKA y más tarde el Blusens Monbus demostraron recientemente que el Barça ya no está seguro ni en su propio feudo. El equipo azulgrana ocupa una merecida octava posición con tan solo un 50% de victorias y viendo peligrar la última plaza que da acceso a la Copa del Rey. Para más inri, el equipo blanco viene al Palau como gigante, con un casillero de derrotas inmaculado y desarrollando un juego vistoso y atractivo; mucho más efectivo y contundente que el año anterior. El equipo de Pablo Laso ha crecido mientras que el de Pascual ha envejecido. El año pasado un Madrid aún en construcción destronó el rey y estuvo a un paso de ganar la liga. Aquel Barça sacó su orgullo para levantarse de las duras caídas que recibió en los primeros dos enfrentamientos a domicilio para imponerse al eterno rival. ¿Estábamos presenciando su último coletazo?

El año anterior la balanza estaba nivelada, pero ha habido cambios desde entonces: un equipo ha incrementado su valor y el otro parece haberse devaluado. La valentía de continuar el proyecto Laso está dando sus réditos; el Madrid ha madurado. Sigue acusando de algunas desconexiones durante el partido, pero su contrincante no puede presumir precisamente de regularidad. El ataque azulgrana ha perdido fluidez, los exteriores no son tan certeros, ni la defensa tan asfixiante.

Al conjunto blanco le gusta correr, pero este año además defiende mejor. En la competición doméstica no ha habido equipo capaz de detenerle, pero ningún equipo posee un juego interior como el azulgrana. En un par de días, asistiremos al choque de dos estilos opuestos, enfrentados incluso. El Barça tiene sus opciones de ganar, no tantas como el Madrid, pero las tiene: debe realizar un juego lento y trabado, muy duro defensivamente, y mostrar especial atención a los contraataques y transiciones rápidas con las que Laso intentará ametrallar la defensa azulgrana, una defensa menos compacta e intimidante.

El Madrid tiene, en mi humilde opinión, el mejor juego exterior de Europa, y eso es mucho decir. El temporero mallorquín ha vuelto para convertirse en estrella blanca y ser el líder de un equipo grande, muy grande; quizá no en centímetros, pero si en talento. El Madrid desarrolla ese estilo de juego precisamente porque puede, y quien crea que lo puede detener que lo intente. A ese ritmo, el Barça no ganará el encuentro, es más, no ofrecerá oposición. El acierto blanco se ha mostrado muy superior a lo largo de la temporada, con un juego mucho más fluido y menos programado, un juego más libre y creativo.

Los exteriores blancos añaden un plus que el Barça no tiene, y es que todos pueden tirar con fiabilidad, pues sus porcentajes, incluso siendo bien punteados, son muy altos. Jugadores como Carroll y Rudy son los máximos exponentes de ese don escaso, pero no debemos olvidar a Mirotic ni a Llull; el Madrid puede convertirse en un bombardero con capacidad para dinamitar el Palau.

En la pintura contraria, el Barça tiene la oportunidad de castigar el equipo blanco con sus poderosos interiores, hombres como Tomic, Jawai o Lorbek deben mostrarse más contundentes que nunca. Viendo tal desequilibrio, es probable que el Madrid opte por una defensa en zona, en especial si el conjunto azulgrana no cuenta con la permanente amenaza que supone Navarro desde más allá de la línea de tres.

El Barça necesita esta complicada victoria para aliviar la tensión de vivir al filo de la navaja, y vencer al invicto de la competición sería un golpe moral que podría servir para reactivar su engranaje. Ahora mismo todo se ve negro, pero hay que recordar que si había un momento de la temporada en el que se podía permitir ese bache de juego era precisamente ahora. Eso sí, tienen que despertar ya.

El Top 16 no los esperará y los escasos boletos para la Copa tienen muchos compradores. El Barça aún está a tiempo de rectificar el rumbo, cambiar la tendencia, dar un golpe sobre la mesa para detener la hecatombe que supondría quedarse fuera de la Copa del Rey, recordemos que en el 2006 ya lo hizo; y ganó.





Retrasar un año más una era de dominio blanco que ya se empieza a vislumbrar.

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